La imagen del mes de febrero de nuestro calendario 2022 ha sido obtenida mediante microscopía electrónica de barrido en modo STEM (barrido-transmisión), y está incluida en el Trabajo de Fin de Grado del alumno de Ciencias Ambientales David Barceló, realizado en el IDiBE el pasado curso académico y dirigido por las profesoras Reyes Mateo y María José Martínez Tomé. En este trabajo, se establecieron nuevos protocolos para la síntesis y caracterización de nanopartículas de plata y oro, utilizando como agentes reductores el té verde, la miel, el romero y los pétalos de rosa. En concreto, la imagen muestra nanoparticulas de plata de diversas morfologías obtenidas a partir de hojas de romero.
Las nanopartículas de metales nobles, como el oro y la plata, poseen propiedades físico-químicas únicas como consecuencia de su tamaño nanométrico, lo cual las han convertido en materiales idóneos utilizados en multitud de aplicaciones en numerosos campos. Entre estas propiedades destacan las ópticas, que se producen por la interacción entre el plasmón de la superficie de la nanopartícula (una oscilación colectiva de los electrones de la banda de conducción de las nanopartículas metálicas) y la onda electromagnética incidente. Dicha interacción se traduce en una gran absorción de energía a una longitud de onda que depende del tamaño y forma de las nanopartículas, y que provoca el que estas adquieran colores muy característicos.
Mediante la síntesis de las nanopartículas se pueden controlar y modular sus dimensiones, morfología y superficie, lo que, a su vez, determina sus propiedades finales. La reducción química de sales de metales es el método químico más popular de síntesis. Sin embargo, la mayoría de estos protocolos incluyen la utilización de disolventes tóxicos que generan residuos nocivos para la salud y el medio ambiente. Como consecuencia de ello, han surgido en los últimos años alternativas de síntesis “verde” que emplean agentes reductores biocompatibles con el medio ambiente, como plantas, enzimas, bacterias y hongos.